1 de agosto de 2008

¿Por qué amo tanto a Batman?

Pasado: Batman en Júdio


Antes de viajar ya lo dije: me perdía el estreno en Buenos Aires de El caballero de la noche, la nueva película de Batman. Y no era algo menor. Desde que terminé de ver Batman Begins (que también me perdí de ver en el cine por otros motivos) que espero esta continuación, más después de la promesa al final de la misma, de la próxima aparición del Joker como villano estelar.
Y mis amigos haciéndome el chiste: “Vas a tener que verla en judio” juego de palabras porque la peli la estrenaron acá en julio el día después a que yo me fuera a Israel.
Allá entonces vi los afiches promocionales. Ni idea de si ya la habían estrenado: no se me da el hebreo.
Intenté buscar una buena foto del afiche durante cada instante que estuve en Tel-Aviv y sólo pude conseguir un par de fotos movidas sacadas desde el bus y un par más del afiche del Joker enchastrado por un tag azul muy feo.
Es que allá no hay tantas publicidades como acá y las pocas que encontré de la película se me fueron antes que pudiera tomarles la foto.

Batman en júdio y borroneado también

La obsesión por Batman. ¿Por qué tanta ansiedad?
Vi una proliferación de lo ya dicho acerca de Batman muy impresionante. Muchos bloggers y artículos en diarios o revistas van y vienen una y otra vez sobre la misma básica forma de ilustrar a los ignaros: Batman es un superhéroe cool porque es un psicótico que se viste de murciélago y sale a las calles a patear culos.
La delgada línea roja que lo separa entre ser un delincuente común y un superhéroe no sólo ha sido explotada hasta el hastío por el cómic sino que creo yo, ya la deben saber hasta lo más ignorantes sobre cultura comiquera.
Es más, yo mismo me dediqué a escribir sobre esto hace unos cuantos posts. En cuanto se refiere a difusión de culutra pop-cool no hay límites.
Y parece que la película entonces se viene con esa línea de lectura bien inscripta esta vez: ver los límites de las locuras. Why So Serious? Decían los viejos afiches en donde un Joker desafiaba a sonreír en un mundo que se cae a pedazos.
Tampoco el humor kistch de la serie de los años ´60 que sin embargo, a pesar de lo horrorosa que resultó, no dudo que ayudó a cimentar en las consciencias al personaje. Al darle luminosidad, el contraste con su etapa adulta, oscura, seria, nos hizo felices a todos los que pasamos de una infancia a todo color a una adolescencia perturbadoramente negra.

Presente: ¿Cón quién ir a ver Batman?


Tanta fue la publicidad de la película que a Batman ya la quiere ir a ver cualquier persona. Democratización de la experiencia nerd podría decirse. Eso que tanto nos duele a los que somos truly nerds. Porque está buenísimo que más gente se sume a las ganas de ir a ver una película de superhéroes, pero al mismo tiempo, ¿no están quitándonos la posibilidad del disfrute sofisticado del lector asiduo de este tipo de productos? Tengo miedo de ver la forma en que expliquen el origen del Joker y de Two-Face en la película porque es el miedo que nos da a todos los comiqueros o lectores de una novela luego pasada al cine por ver la forma en que arruinen nuestras concepciones fosilizadas de lo que debiera ser.
Mis amigos me dijeron que hoy por hoy cualquiera quiere ver Batman; un logro sería en cambio, convencer a alguien por fuera del mundo nerd-cómic para que te acompañe a ver la película de Antman por ejemplo.
Tiemblo de pensar lo que será el estreno de Watchmen. Y para Wanted ya perdí todas mis esperanzas: la tergiversación de la historia de Mark Millar es tan burda que no sé cómo es que lleva el mismo título.
Si Batman ya es parte del patrimonio popular y cualquiera puede ir a verla y tener hasta ganas de hacerlo y disfrutarlo, es porque se convirtió en un signo que cualquiera puede apropiarse.
Y si es así es porque el tipo es una suma de arquetipos caminante que satisface casi cualquier posible identificación del espectador.
¿Personaje traumado? Sí.
¿Personaje desequilibrado? Sí.
¿Personaje romántico? Sí.
¿Personaje justiciero? Sí.
¿Personaje lleno de misterio? Sí.
Y podría seguir. Batman tiene todo. Es un mix. Es mucho más que un psicótico del “lado de la ley”.
Cuando se estrenó la Batman de Tim Burton la habré visto unas miles de veces. Hasta tuve el álbum de figuritas de Cromi que había salido. Y no era una película para niñitos de 6 años como yo en esa época.
Tardé muchos años en recaer en él y todo fue gracias a La caída del murciélago: el arco argumental donde Bane le rompe la columna cervical al Dark Knight y lo deja paralítico.
Supongo que eso es lo mejor que tiene Batman: juega con el morbo de cada lector y espectador que quiere, por un rato al menos, ver triunfar al villano. Porque por más que gane Batman, el triunfo es el del mal. Por un lado su cruzada es en vano y él lo sabe y por el otro, por más que gane, lo que gana es la insanía, el tipo que hace sus propias reglas. Batman es un anarquista.

Futuro: Ciudad Gótica

Pudo haber sido peor (según este diario español que me dieron en el avión, allá se estrena recién en dos semanas) o mejor (según este diario español que me dieron en el avión, allá por 3,95 guita, como hubiera dicho mi abuelo, ¡Te regalan una toalla de Batman!).

Las buenas adaptaciones de Batman al cine están basadas en grandes novelas gráficas que determinaron y moldearon el personaje.
Batman Año Uno de Frank Miller para Batman Begins. La broma asesina de Alan Moore para gran parte de Batman de Tim Burton y El caballero de la noche.
Long Halloween de Tim Sale y Joeph Loeb para El caballero de la noche.
Lo interesante de Batman, más que en ningún otro cómic, es cómo sus personajes llegaron a ser lo que son. Cómo Barbara Gordon llegó a ser Oráculo, la paralítica en silla de ruedas que ayuda a Batman. Cómo el Joker llegó a ser un payaso asesino. Cómo Harvey Dent se convritió en Two-Face. Cómo Bruce Wayne se convirtió en Batman.
Como en cualquier buen policial negro, el protagonista no es el narrador o el personaje en quien posa sus ojos el narrador: el protagonista absoluto es la ciudad. La ciudad podrida, oscura, negra que contamina y transforma a los seres humanos en monstruos horripilantes.
Una Ciudad Gótica en la que, en esta ocasión, sucede de todo: destrucción y muerte. Pocas películas mainstream de hollywood me han mostrado tanta pasión por destruir lo sagrado. Mujeres inocentes, hombres, vidas. Y el Joker vestido de enfermera. ¿Qué más decir? Sólo Ciudad Gótica puede admitir ese tipo de secuencia.
Sin embargo hay una extraña luminosidad en esta Ciudad Gótica de El caballero de la noche. Paradójicamente la noche es lo que menos está. En ese sentido era más logrado el tono de Burton a mi entender. La nueva Ciudad Gótica es demasiado Los Angeles para mi gusto. Y demasiado luminosa, como si se ubicara en la Costa del Sol.
Pero lo de Caballero Oscuro en realidad va por la explotación de ese costado de Batman que en la película está muy bien: el del perfil del borderline a punto de estallar.
De hecho, hay un momento clave en la película (y diría que todos los momentos en los que aparece el Joker son absolutamente claves y reveladores, casi como si Alan Moore hubiera estado dictándole un mal boceto a los Nolan que escribieron el guión de esta película) donde Batman descontrola y lo muele a palos al Joker. Algo que está calcado del arco Hush de hace unos poquitos años (usé algunas de esas imágenes para otro post que no tiene nada que ver: La izquierda que viene con delay pueden entrar para ver las fotitos que son muy bonitas). Es el momento en que el tipo asume que por ser un vigilante no está del lado de la ley. Es el contacto físico entre el Joker y el Caballero Oscuro lo que sintetiza Two-Face: la dualidad del bien y del mal encarnados. Por eso digo que esta película es como La broma asesina extendida. Hasta casi le roba líneas al cómic.
Hay otro gran momento de la película: los copycats. Otra idea robada a un cómic. En Welcome Back, Frank, el mejor arco argumental que leí sobre Frank Castle, The Punisher, lo que termina demostrándose es que tanto Punisher como Batman (que son las dos versiones de un mismo héroe y ya que estamos con Watchmen, agreguémosle The Comedian (Punisher) y Rosrarch (Batman)) son simples funciones estructurales del relato. Si reemplazamos a Bruce Wayne-Batman con Juán Pérez-Batman estamos en la misma situación. Batman es Batman porque el relato se posa sobre sus hombros. Y sí, claro que si se lo cambia no será lo mismo (demostrado cuando Azrael reemplazó a Batman) pero en definitiva, lo que importa, es que así como ese tipo en particular se puso la máscara y salió a hacer justicia por mano propia, cualquiera podría hacerlo. Y cualquiera puede hacer lo contrario: pintarse la cara y salir a generar caos.
Sin dudas el Joker más logrado que haya visto tanto en cine, TV y cómic.
Desopilante, sanguinario, extremo, loco, con pasados cambiantes como lo planteó Moore y tan anarquista como Batman pero con placer por el caos.
En la película el Joker comprueba su teoría (vista ya en La broma asesina) de que cualquiera puede convertirse en un maniático de la noche a la mañana sólo por tener un mal día con Harvey Dent. Pero la hipótesis es la misma y luego Two-Face intentará probarlo con Jim Gordon.
Quizás esta recurrencia esté en que es una de las ideas más fuertes que planteó Batman como cómic en toda su historia.
Quizás la película sea un pastiche de novelas gráficas fundamentales de Batman y ahora que ya prácticamente usaron todo y quedó el final muy abierto con un héroe perseguido podamos empezar a ver, en la próxima entrega, qué buena idea nos tiene preparada Nolan para sorprendernos. Ojalá en el camino aprenda a dirigir un poco mejor las escenas de acción que empantanan el relato en una especie de reminisencia del Batman de Adam West o que llamen al que dirigió El Ultimatum de Bourne para que se encargue de estas secuencias.
Por todo lo demás, que siga Nolan que nos recuerda cada vez más, por qué amamos a Batman.

13 comentarios:

Cassandra Cross dijo...

Bienvuelto, Rufián. Que el viaje le haya sido de provecho.

Es curioso cómo los Batmaniacs coinciden en señalar una y otra vez el contraste entre la Gotham de Burton y la de Nolan, como si fuera un pecado mostrar a Gotham de día.
Como dijo por ahí el que me conoce más que nadie, nada mejor que la luz para resaltar la oscuridad. Nada mejor que una escena de putísima madre (hospital) a plena luz del día para poner de relieve el nivel de sadismo, lo retorcidamente perverso de Gotham y los monstruos que engendra. Creo que más allá de la estética comic (tan respetada por Burton, tan Burton de por sí) la intención de Nolan es poner de relieve en una película "de personajes" los aspectos psicológicos más fuertes de la novela gráfica, de la historia de Miller reinterpretada, por así decirlo, adaptada en un nuevo nivel.

Aunque hay quienes insisten en bajar un poco a tierra la actuación de Ledger (para no caer en una demagogia de ponderarlo en demasía "ahora que está muerto"), yo voy a rescatar su performance a morir, desde mi almita freak pero por encima de todo desde los años que llevo viendo cine. Un tipo así no nace todos los días. Un actor así no se muere todos los días. Aunque no ganara un solo premio, merece toda mi admiración por lo logrado del personaje.

Espero no haberlo aburrido. Saludos y buena vida!

ajsoifer dijo...

Gracias Cassandra por tu comentario y tu cálida bienvenida.

Es cierto que hay contrastes mostrando Gotham de día y la oscuridad de sus monstruos y creo que no es casual que la película termine de noche.

La escena del hospital es de lo mejor que vi en mi vida de cinéfilo basura. En una de Duro de Matar lo entiendo, pero en una Apta para mayores de 13 me hizo decirme: "WHAT THE FUCK?!"

Y Ledger... impresionante. Sin más palabras. El mejor Joker que haya visto. Captó la esencia de todo lo bueno que nos quiso enseñar Alan Moore.

Saludos!

Horacio Gris dijo...

Coincido con el comentario de Cassandra. Hay que remarcar el intento por volver psicológicamente reales a los personajes. El Joker es increíble, cuando Batman le pega y sigue indiferente, no le duele, muestra que es esquizofrénico DE VERDAD. También me gustó mucho cómo estuvo interpretado Two-Face.

saludos

Bolchevique Superstar dijo...

Volviste!!! Después leo el post, por ahora te digo bienvenido nuevamente. Después me contás como estuvo y todo eso

Judi Lerner dijo...

Hola Rufián, encontré esto y me pareció que te podía interesar:

http://www.aish.com/spirituality/philosophy/Batman_vs._the_Joker_Hope_vs._Destruction.asp

Drodro dijo...

las escenas de acción son un punto flaco, la voz de batman tambien. voy a verla de nuevo porque no me decido todavía sobre el resto de la película. ledger realmente era un excelente actor, es impresionante observar en diferentes películas suyas como cambiaba radicalmente (cfr: los hermanos grimm, el caballero de la noche y la de los cowboys)

Francis dijo...

Interesante planteo, muy bueno el blog

saludos!

Anónimo dijo...

Che rufian... no tiene nada que ver con tu post, pero recién ingreso a Letras y no se porqué Panesi dice que Sábato no es un escritor... alguien puede contarme??

ajsoifer dijo...

A mi querido/a anónimo/a esa es una pregunta tautológica! Basta con leerlo a don Ernesto para entender lo que dice Panesi.

Aladas Palabras dijo...

Ay, esto me recordó a una profesora con la que tuve clases un par de días después de que hubiera fallecido Saer. Hizo un comentario del tipo: "Se tuvo que morir Saer, cuando Sábato sigue vivo".

Con respecto al post, me sentí tocada. Soy precisamente una de esas personas que nunca ve una película de Batman pero que sí fue a ver esta.
Aunque, en todo caso, ir a ver Batman seguramente me hizo menos freak y nerd de lo que soy. Estudiar Letras, Rufián, rankea alto en niveles de frikismo y nerdismo.

Anónimo dijo...

Nolan: “No quisimos hacer todo de noche”, dijo en una entrevista. “Si Batman controla la noche en Ciudad Gótica, entonces el Joker es mucho más peligroso de día, y por lo tanto las escenas diurnas se vuelven mucho más amenazantes y más interesantes. ¿Cómo hace Bruce Wayne para lidiar con todo esto también durante el día?”

amomp3 dijo...

pregunta tautológica ?

Drodro dijo...

"Estudiar Letras, Rufián, rankea alto en niveles de frikismo y nerdismo."
Tampoco para tanto, chabón.