9 de noviembre de 2010

Mis días con Jabad Lubavitch

Si seguías este blog (tanto porque te gustaba lo que hacía como si lo seguías para poder putearme) tenés que leer mi primer libro. Básicamente es todo lo bueno (y malo) que supo tener este blog pero a la décima potencia.

Dejo tapa y texto de contratapa.


“Te lavan el cerebro”; “trafican drogas”; “son una secta”; “se hacen ricos de la noche a la mañana”; “seducen a los adolescentes con viajes a Estados Unidos”. Por lo bajo, se habla mucho de Jabad Lubavitch. Pero ¿quiénes son realmente estos judíos ortodoxos de sobretodo negro y barbas largas, cada día más visibles en distintos ámbitos de todo el país? En apenas 30 años, Jabad Lubavitch vivió una expansión fenomenal mediante la cual pasó a tener a lo largo de la Argentina 33 centros comunitarios, 16 escuelas, centros educativos no formales, fundaciones de asistencia social, una editorial, 700 empleados y cientos de voluntarios. El movimiento llega hoy a unos 45 mil argentinos, un cuarto de la población judía total de nuestro país. En una época en la que la práctica religiosa tiene cada vez menos peso, los Lubavitch son el movimiento religioso ortodoxo de mayor expansión en los últimos años. Con una mirada honesta y desprejuiciada, Alejandro Soifer cuenta, por primera vez, a través de testimonios y de su propia experiencia, cuáles son los objetivos y los métodos de este grupo, sus modernas estrategias de marketing y de cooptación de seguidores, sus vínculos con los sectores más poderosos del país. Una crónica atrapante de cómo funciona por dentro este movimiento que despierta fascinación y al que muchos consideran “fanáticos”, pero que día tras día atrae más jóvenes a sus filas.

Más info, discusiones, etc, acá: Estética del fracaso

24 de marzo de 2010

This is it

En cualquier momento cierro este blog. Ok, ya lo dije.

28 de febrero de 2010

Tren fantasma

Un libro que me dio bastante miedito.

21 de febrero de 2010

El último americano virgen

Mi reseña de Juventud Americana de Phil LaMarche en el Página/12 de hoy.

Y hace un año publicaba mi entrevista con Ercole Lissardi, la primera que le hicieron en nuestro país. Descubrí a un escritor del que ahora todos hablan.

10 de febrero de 2010

Salinger, you have it inside


I was almost 30. I wanted to do things. I wasn´t stealing. I wasn´t lusting for my mother. I had my brain back on permanent loan from God or other cosmic sources. I did not hear voices. I was not as fucked-up as I used to be.
And I was not a civilized human being.
James Ellroy, My dark places, Vintage Books, New York, 1997, página 184

Creo que es la mejor frase literaria que leí en mi vida.

3 de febrero de 2010

Avatar o de cuando el Che Guevara llegó a Pandora

Foto de acá.

Avatar es una de esas películas que si criticás, quedás bien. Nadie puede decir simplemente que la pasó bien mientras la veía o que le gustó y muchísimo menos, sostener como lo voy a hacer yo, que es una de las películas más progresistas que la factoría hollywoodense ha producido en años.
Hoy leía una interpretación muy políticamente correcta de un filósofo canadiense que si bien me parece una lectura posible y respetable, al mismo tiempo la entiendo como parte de la forma en que se suben a la ola algunos para criticar desde las posiciones más cómodas.
Avatar es efectivamente una película militarista, es una película épica y como tal, trata sobre héroes en tiempos de guerra, por lo que partir de una lectura ecologista no es leer mal, es simplemente ingenuidad.
También es un tanque de la industria y verla en 3D creo que es la única forma en que realmente vale la pena si no quiere uno colgarse viendo un refrito de otras historias y unos pitufos en un muy buen CGI.
Entendiendo la película entonces, como la mejor inversión en un espectáculo 3D (su duración hace que el precio de la entrada se amortice mejor) y relajado el cinismo de los que cultivan el cine-arte como única expresión válida del séptimo arte (me hace pensar en la dicotomía entre literatura baja y literatura seria y en especial entre el cómic y la literatura) sentarse a ver Avatar, es casi como sentarse a ver El secreto de sus ojos.
Ambas películas son productos masivos, pensados para públicos masivos pero que al mismo tiempo, sirven de vehículo para expresarle a las masas, ideas e inquietudes que por lo menos valen la pena ser discutidas y que de otro modo, nunca hubieran llegado a públicos amplios.
Pero Avatar es una película ambigua. Por un lado es indudable que el ataque al “Arbol-Casa” de los nativos asemeja la escena del desplome de las Torres Gemelas de New York, pero también puede asemejar la caída de la estatua de Saddam Hussein en Irak a manos de un ejército invasor muchísimo más poderoso, con mejor armamento y mucho más cruel.
Dice el autor de la columna de Clarín:
Cuando a uno lo atacan, tiene que saber defenderse. Este es un derecho absoluto. Tal es el mensaje central de esta superproducción estadounidense de 300 millones de dólares que es la expresión de la ideología guerrera, es decir la de la guerra llamada justa o, si se quiere, la del bien contra el mal .

Efectivamente, la película es la puesta en escena de la defensa ante el ataque de un invasor, pero no está contada desde la perspectiva de la guerra desproporcionada y desigual que los Estados Unidos llevan a cabo en Irak y Afganistán sino que está contada desde el bando de los que resisten la invasión.
Los Na´avi son el pueblo alzado en armas para defender su lugar de vida y sus costumbres ante la invasión de un ejército guerrero que busca extraerles por la fuerza, sus recursos naturales.
¿Acaso no invadió la coalición aliada Irak y Afganistán sobre el soporte de un colchón de petróleo subterráneo?
Avatar es una película de la guerrilla, de los movimientos de resistencia ante la invasión. No flamea una sola bandera estadounidense en toda la película y los invasores, como representantes de la Tierra, en ningún momento lo hacen por su Patria sino que lo hacen, al igual que los mercenarios que actúan en las guerras imperiales de Estados Unidos, en base a contratos, empresas que pagan sus servicios para limpiar el terreno local y extraer las riquezas naturales del lugar.
Continúa Desjardins:
Armado con una ametralladora para aniquilar al invasor, este na'vi de un nuevo tipo con el aspecto de un feroz exterminador se ofrecerá como ejemplo y mostrará a esos pobres nativos cómo luchar sin piedad y establecer su supremacía. Esto trae a la memoria los westerns americanos en los que casi siempre un valiente cowboy termina asociándose con los indios para incitarlos a luchar a muerte contra el ejército estadounidense. Al servir de justiciero, ese héroe participaba sutilmente en una desculpabilización necesaria respecto del genocidio de los pueblos amerindios.
Efectivamente, Jake Sully o Jakesully en su avatar, en su transformación en el Otro, es el héroe que viene a iluminar el sendero de la resistencia, es un traidor de clase, es un Che Guevara de ciencia ficción que abandona las comodidades y convicciones de su casta militar para luchar del lado de los oprimidos.
La ingenuidad de muchas lecturas escandalizadas con la película lee desde la miopía de clase que sólo puede pensar desde la acción de sus propias tropas. En ese sentido, es posible leer a contramano, viendo en los nativos a un ejército que se alza en armas para defenderse de la caída de sus Torres Gemelas, con un héroe netamente estadounidense conduciéndolos por el único camino de la victoria.
Nadie lee que en la película el Árbol-Casa es mucho más que las Torres Gemelas. Es exactamente eso, la casa de los nativos y su ataque y destrucción es comparable al ataque y la destrucción de los hogares de civiles que se ven sometidos por la lógica del capitalismo imperialista. En respuesta a ese ataque desigual y desproporcionado (los nativos cuentan con arcos y flechas, los invasores con naves espaciales, ametralladoras y Mech Warriors) la única defensa posible es explotar el conocimiento del campo de batalla y atacar para replegarse (es decir, el foquismo) antes de ser exterminados por la superioridad del enemigo.
La batalla ni siquiera la gana el héroe, que aporta su cuota de carisma para remoralizar al pueblo nativo, sino que el aporte fundamental lo aporta el entorno: si en el ecosistema de Pandora todo es una unidad somática y de vida, los animales en manada que atacan al invasor representan el triunfo del entorno natural, del desconocimiento de los soldados enemigos que como en Irak o Afganistán, mueren emboscados por no conocer el terreno.
Dice Desjardins:
Toda guerra, aun la que parece más insensata, se libra por motivos que se consideran justos puesto que son de defensa. Recordemos que hasta para Hitler la guerra era justa: se trataba de extender el territorio alemán para asegurar la supervivencia de su pueblo. No vamos a la guerra para combatir, nos dirá todo beligerante, sino para defendernos.
Nuevamente, pierde el eje al pensar desde los ojos del invasor. Sí, para Hitler la guerra era justa, pero recurriendo al reductio ad Hitlerum el autor se pierde a sí mismo. ¿Entonces cuál sería la propuesta del filósofo? ¿Que Polonia no debería haberse defendido (miserablemente, ante la supremacía militar aplastante del enemigo) ante la invasión del Tercer Reich? ¿Hay que denostar el alzamiento del Guetto de Varsovia porque fue una acción beligerante?
Es absurdo pensar que una invasión física real (que es lo que sucede en Avatar y no el atentado fantasma a las Torres Gemelas) no deba ser rechazada por el pueblo oprimido.
La lectura políticamente correcta que considera que hay beligerancia y por eso la película es reprobable pierde de vista la misma concepción del derecho a la defensa en un sentido real y no especulativo como fueron las invasiones en Afganistán e Irak.
Piden que los pueblos se sometan mansamente al invasor y le estrechen la mano mientras éste les roba los recursos naturales.
La guerra podrá ser indeseable, pero es inevitable.
Avatar, contrariamente a épicas bélicas como Día de la Independencia, habla de la resistencia, de la guerrilla y del derecho de los pueblos a su existencia soberana.
Algunos deberían colocarse los anteojitos 3D a ver si de esa forma dejan de ver con miopía.

11 de enero de 2010

¿Podrá ser?

Según me dijo un rabino importantísimo de nuestra comunidad, los SOIFER descendemos de un sabio judío llamado Moses Sofer, conocido como el Jatam Sofer.
Yo no sé si creer o reventar. Por lo que propongo un estudio comparativo entre el rostro de mi presunto abuelito y el mío. Ustedes deciden si hay parecido.


Update: Encontré este árbol genealógico de la familia del Jatam Sofer en la Encyclopedia Judaica. Por ahora no encuentro el lazo con mi familia, pero hay que tener en cuenta que está bastante incompleto por lo que todavía no descarto el parentesco.

7 de enero de 2010

Marcela A. Laveglia

Me enteré que falleció quien fuera mi psicoanalista durante 5 o 6 años. Fue mi primera y única experiencia de terapia.
Llegué siendo un adolescente deprimido, antisocial, inseguro de sí mismo, inconforme con su vida, su carrera, la vida y con algunos pensamientos semi-suicidas.
Cuando me dio de alta hace unos 6 o 7 meses, había aprendido a domar (un poco) mis neurosis, había abandonado la depresión como modo de vida, sabía quienes quería que fueran y siguieran siendo mis amigos, me había cambiado de carrera y estaba (estoy) a un pasito de terminarla, estoy plenamente satisfecho con mi vida y lo que logré y encontré a la persona con la que puedo comunicarme y ser feliz a su lado. Eso fue producto de un laburo muy arduo, con muchos altibajos y muy doloroso muchas veces que hicimos entre Marcela Laveglia y yo.
Hoy cuando me enteré de la noticia tan triste y pensé que no era justo, que Marcela era una mujer muy joven y una gran persona que no merecía lo que le pasó, la quise googlear para ver si alguien, en algún lado había escrito su nombre para despedirla. No encontré nada. Apenas una mención a su nombre en una propaganda de su servicios. Quedó como un epitafio cruel ahí colgado.
Y ahora, cuando me caen algunas lágrimas en su recuerdo, me viene a la cabeza esas veces que yo frente a ella quería contenerme lágrimas de dolor y ella con discreción pero decisión como era su carácter, me acercaba unos pañuelitos de papel que me hacían sentir tremendamente incómodo por mostrarle mis sentimientos más íntimos, mis lágrimas más escondidas.
Creo que Marcela no era adepta a Internet, por eso supongo, me sorprende poco que en esta Era en que cualquier nombre genera cientos de enlaces en google el suyo no figure.
Ahora, al menos, cuando alguien tipee su nombre en Google también va a salir esta entrada.
Sea entonces, mi pequeñísimo homenaje y agradecimiento a Marcela por haber sido artífice de lo que soy yo ahora, por haberme salvado la vida.

4 de enero de 2010

Mis lecturas de Daniel Krupa

1. Cerca para El interpretador

2. Serpientes para Radar Libros

31 de diciembre de 2009

A todos aquellos que todavía siguen entrando a este blog, les agradezco y les deseo feliz comienzo del año.
Sé que lo tengo abandonado, pero les aseguro que es por buenas razones.
Espero que el 2010 traiga todas las promesas de magia que por ahora están stand-by en este blog.