17 de octubre de 2008

¡Tragaleche!

Entre otras de mis neurosis soy obsesivo y detallista. Lo que puede ser a veces una gran ventaja cuando se trata de intentar escribir un texto literario. Y al mismo tiempo un gran dolor de pelotas, porque corregir una novela de 300 páginas unas 19 veces lleva, lo aseguro por experiencia, un gran desgaste.
En su recomendable y casi obligatorio texto para cualquier mínimo aspirante a escritorzuelo, Mientras escribo, Stephen King recomienda que si vas a escribir algo sobre un tema del que no sabés demasiado, te informes. Pero con cuidado, con moderación, que la idea tampoco es que hagas una monografía en vez de una novela. Quizás informarte un poco, recopilar unos detalles, unos datos de color, unas anécdotas divertidas sobre el tema ese que quieras tratar y después te pongas a hacer literatura, que de eso se supone que se trata ¿no?
En el verano pasado una serie de ideas se fueron acomodando en mi cabeza de modo tal que luego de una reunión pre-navideña con mis amigos del Foro Nihil, y un comentario casual tipo chiste del Outsider (chiste de Nerds indudablemente) desencadenó en mí la NECESIDAD de escribir una novela nueva. Y eso hice. De Enero a Abril me dediqué a escribir mi segunda novela que terminó siendo una especie de sátira de policial con componentes políticos y mucha bizarreada.
Entre esas verdades que se encadenaron para darme la idea de la novela supe que necesitaba un protagonista Metalero Cabeza. De esos pibes que “evitan el ablande”, escuchan Almafuerte, se juntan en la esquina a tomarse unos tintorros de cartón y cuyas masas corporales tranquilamente podrían hacerlos entrar al programa Cuestión de peso.
Escribí la novela, la terminé y un día deambulando por Flores entré a Locuras para ver si conseguía Ricky de Flema, el último Punk. En cambio me encontré con Iorio, El perro cristiano de Ariel O. Torres y sin dudarlo me lo llevé. A partir de ese ánimo obsesivo (también me escuché casi todos los discos de Almafuerte, varios de Hermética, Horcas, Tren Loco, Asspera y un par más) logré entrar muchísimo más hondo en la realidad de mi personaje protagónico y corregir ciertos detalles inexactos de mi trama.

Pero lo que más me satisfizo fue leerme la biografía de un personaje tan increíble al punto que me contagió algo del fanatismo por él.
Ya de por sí el título de la biografía es alucinante y anuncia lo que va a venir: una alabanza sin contemplaciones del biógrafo hacia el patriarca del Heavy Metal nacional, con momentos de prosa desopilante y alcahueta.
Que quede claro: la biografía autorizada tiende un manto de silencio piadoso sobre los episodios más negros de la vida personal y profesional de Iorio, descartándolos con eufemismos y elipsis. Así, la separación de sus bandas es apenas tratada y se hace especial hincapié en sus momentos de resurrección.
Lo más destacable e hilarante de esta lógica del silencio es cuando se refiere al suicidio de Ana Mourin, la mujer de Iorio. Con una sintaxis barroca e inexacta, el párrafo llama a la risa:

En un futuro lejano, un futuro imposible de imaginar en ese momento, Ana se iría del mundo de los vivos para siempre, a mediados de 2001, cuando decidió quitarse la vida
pág.86
Más allá que los únicos que conozco que se fueron del mundo de los vivos para volver hayan sido Victor Sueiro y Lázaro (“poor sucker, he had to die twice” dice de él Nick Belane el narrador y protagonista de Pulp, la novela póstuma de Bukowski), que la única mención en el libro de un hecho tan trágico sea esa me parece como mínima, de mala fe.
La biografía de Iorio nos muestra a un tipo laburador, un pibe del Oeste, un luchador del metal (no puedo evitar divertirme con este epíteto) que se hizo con la fuerza de su propia masculinidad pero que nunca dejó de ser un pibe jodón en plan viaje de egresados. No hay abundancia de “Ricardescas” como los amigos de Mutantes.com.ar se dedican a rescatar cada una de las intervenciones públicas polémicas del Gran I. pero sí hay el relato de una anécdota que por bizarra merece ser rescatada y puesta en circulación. Dice el Tano Marciello:
En esa gira (Nordeste argentino, 2005) todo fue muy gracioso porque Ricardo hizo cosas muy cómicas. Una vez sacó la cabeza por la ventanilla del micro y le grtió a un diariero: “Tragaleche”, mientras se pasaba una botella por la boca como si fuera una pija gigante. ¡Le hizo unos gestos tan cómicos al hombre ése que no paramos de reírnos por varios minutos! Fueron doscientos o trescientos kilómetros donde yo no quise dormir para no perderme las cosas que hacía…
pág.159
Hilarante. El humor de Ricardito, agarrándosela contra el pobre canillita es uno de los momentos más altos del libro y es que uno no puede dejar de pensar en esa mole humana gritando su sabido grito de guerra al pobre tipo.
Lo interesante de Iorio es esa construcción del Hombre Argentino, del Macho Patriota que es al mismo tiempo una especie de burla de sí mismo y una ensalada ideológica extraña. Recoge de las tradiciones peronistas, falangistas, ultranacionalistas y otras vertientes toda la resaca de pensamientos absurdos y lo mezcla con un tono de Gaucho Martín Fierro hasta dar con perlas idiomáticas como la siguiente declaración:
Iorio declaró entonces a la revista Si se Calla el Cantor, sobre su experiencia en el sello Universal, lo siguiente: “Pudimos utilizar el fondo de una multinacional para emitir nuestra gran verdad que es el ultranacionalismo que nos identifica. ¡Arriba San Martín y arriba Juan Perón!, por más que en el canal infinito digan que Perón era un emisario de Hitler. ¡Arriba el General Belgrano, arriba Juan Manuel de Rosas!… Esa es la onda. Y sino, dejaremos la bebida y nos dedicaremos a ser miopes mogólicos y pelotudos viendo Rebelde Way y haciendo que nuestros hijos se hagan putos y tiren por la borda el sacrificio de un montón de gente que derramó su sangre por la nación”.
pág.234
Más allá de no entender cuál es la relación entre dejar la bebida, ver Rebelde Way, ser mogólico y pelotudo y que nuestros hijos se hagan putos, debo reconocer que en esa retórica hay una seducción que podría quizás pensarla desde mi tarima snob. O sea, es tan hiperbólicamente absurda la declaración que causa gracia. Y creo que ahí está el cinismo.
Un hombre que vive como si fuera una mezcla entre Juán Moreira y el Malevo Ferreyra y declara en consecuencia:
… si alguien agrede a mis hijitas, no voy a ir a denunciarlo a Telefé. Lo busco y lo mato. Le prendo fuego con nafta. Esa violencia es positiva porque ese tipo nunca más va a tocar a una nena.
pág.161
Me interesa esta construcción de Iorio como abanderado de ciertos ideales retrógrados puestos en una mezcladora. Iorio es tan kistch que parece camp. Disfrutar de él es un placer culposo. Como decíamos con Mario (Un buen tipo), gran lector y sostén espiritual de este Blog, escuchar el primer disco de Almafuerte es una delicia. Es tan buen disco y es tan grasa e incorrecto escucharlo que por ese tipo de cosas, uno después le perdona que diga cosas terribles en Piedra Libre por ejemplo.
Iorio tiene la inocencia de un Goliat bruto como un arado. Es un niño que le grita tragaleche al diariero. No se puede estar en contra de eso, no se lo puede juzgar.
Es tan kistch que causa gracia, no hay forma de tomárselo en serio. Y si te lo tomás en serio, ahí sí, estás bien jodido. Es como este blog: nadie puede tomárselo en serio. Los que se lo toman en serio son los anónimos caídos del catre que se enfurecen. Ya lo dijo Roberto Godofredo: ¡Que los eunucos bufen!
Yo diría ahora: Me voy a escuchar Almafuerte y ¡que los guanacos bufen!

P.D.: ¡Vecino! ¡Devolveme la joya!

18 comentarios:

Cassandra Cross dijo...

Jejejeje!
"Luchador del metal", y yo pensando en dibujos de Luis Royo... Iorio sería el monstruo detrás de la chica, claro.
Interesante post para una iletrada en la materia.

Saludos, Rufián, un gusto conocerte, aún breve.

Juan M dijo...

Sumo este espacio a mi lista de blogs, luego de leer muy buenos post. Me quedo con tu interés en la bio de Ricky Espinoza, que a pesar de mi interés no leí. Un genio de esa calaña necesita una biopic. Pero yo me encargaré de eso. Creo que ya estoy trabajando.

Esteban Valesi dijo...

Hacía rato que no pasaba por este lugar y me arrepiento mal. Juro que me reí en continuado, desde el título al punto final. Tendrías que tener una sección entera dedicada a escribir perfiles de estos payasos ultramontanos.

Y sí, el kitsch es fascinante.

Nunca me voy a olvidar: escuela primaria, yo tendría ocho o nueve años, un sorete descomunal había tapado uno de los baños que daban al patio. En el recreo se corrió la bola y se formó para verlo una multitud tan grande de pibes que a los maestros les llevó como diez minutos dispersarla. Los actos patrios no tenían tanto poder de convocatoria.

He ahí el kitsch. El magnetismo de la mierda. En La insoportable levedad del Ser, un personaje lo describe como la última estación antes de que el mundo sea copado por la fealdad absoluta.

Muy bueno, de verdad. Saludos.

Unknown dijo...

un poco facho iorio...

PampaL dijo...

"Esa violencia es positiva"... no dejo de reírme, muy buen post. Las declaraciones de la pág.234... "¡Arriba el general belgrano..." Genial. Muy buen post.

Cristian Páez dijo...

Che, le pegaste justo al tono que merece Ricardo cuando lo llamas "macho patriota". El tipo no resignifica pero sí complemente y potencia esas dos posiciones! Como cuando en "Que sea Rock" declara que "a los hippies los cagaría a tiros". Un abrazo.

Jamaaaaaaaaasssssss dijo...

Ir a un recital de Almafuerte es una experiencia única.
Si te animas (no es un desafío) andá al que seguro hace a fines de diciembre, que regala una "sidra metalera" para todos los asistentes.

Aparte el disco solista "ayer deseo, hoy realidad" es impecable.

Muy buen post.

Saludos

Canalla

Drodro dijo...

Loco, algún día pará de corregir y editá! Ahora voy a tener que bajarme almafuerte. Me pregunto como saldría de una cruza bizarra entre el Facundo dominguero y Iorio...

El inconsistente dijo...

Admiro tu obsesión por encontrar el mejor perfil para tu personaje. La verdad que leerse un libro entero sobre ese muchacho es un acto de sacrificio sublime.

Pero más que Iorio, lo que me llama la atención de todo esto son los fans de Iorio

En fin...

ajsoifer dijo...

Cassandra: El placer fue mutuo.

Juan M: Gracias por pasar y espero que te siga gustando lo que publico.

Esteban: Tu alegoría sobre el kistch es impresionante. Tendrías que utilizarla para alguna novela o en todo caso no podría faltar en tu autobiografía.

Adrián césar benelli: Y sí, el gran Iorio es un poco facho. Pero lo perdonamos porque nos hace reir.

pampalivre: Iorio es el mejor proveedor de frases-para-reirse que haya escuchado en mi vida: "sigo batallando / junto al pesado metal"... esa poesía es la única que puedo consumir.

xtn: Iorio es como un gaucho malo mezclado con un verdulero de mataderos... igual el mohawk punk que se hace le da un toque más bizarro todavía. Se supone que si curtís metal tendrías que dejarte el pelo largo no?

nnn te con leche: Quiero ir a ver Almafuerte... pero me da miedo por mi condición de judío y rubio. Voy a ver si me animo.

drodro: Recién empecé a circular el original por una editorial. Si querés te la mando por e-mail. Avisame.

ajsoifer dijo...

Inconsistente: Te juro que la pasé bomba leyendo el libro. Me cagué de la risa... Y sí... lo preocupante son los que se lo toman en serio.

Anónimo dijo...

Cómo no descubrí este blog antes?
No paré de reírme!
Igual te aconsejo busques el CV de AOT (que yo sepa, escribió unas notas para Metal -revista tan mala que no sé como me acuerdo el nombre- y después monitoreó todo lo que pudo sobrevolando el ambiente) y que leas el libro "V8 un sentimiento" de Ana Mourin (cuando estaba viva), donde entre otras metáforas trata a Mundy Epifanio de "engendro ratonil".
Yo lo tengo el libro, pero en caso quieras fotocopiarlo serás acompañado y observado hasta que el ejemplar vuelva a mis manos...porque es bizarro!
A ff, sin dudarlo...como no me enteré antes????
Miriam

Anónimo dijo...

Yo estoy respetuosamente en desacuerdo con vos. Creo que a lo mejor es tiempo de (con alguna lucidez, sin pelotudismo, sin moralina, sin esa pacatería sentidocomunista tan habitual) tomarse muy en serio a personajes como éste y anécdotas como las que contás.

Anónimo dijo...

Hola Rufián Melancólico (no sé tu verdadero nombre, perdón)! Mucho gusto. Mi nombre es Ariel Osvaldo Torres, soy autor de la biografía de Ricardo Iorio, "El perro cristiano".

Chusmeando en Internet di con tu blog y vaya sopresa me llevé cuando leí tu crítica de mi libro.

Si bien es simplemente eso: una crítica, tu simple opinión; lo que me movilizó a escribirte fueron cosas que no comparto, que me jodieron; y dado que a través de tu blog podés informar y llegarle a la gente, con todo respeto yo pienso que la estás desinformando. Y lo hacés cuando afirmás: "Que quede claro: la biografía autorizada tiende un manto de silencio piadoso sobre los episodios más negros de la vida personal y profesional de Iorio, descartándolos con eufemismos y elipsis. Así, la separación de sus bandas es apenas tratada y se hace especial hincapié en sus momentos de resurrección. Lo más destacable e hilarante de esta lógica del silencio es cuando se refiere al suicidio de Ana Mourin, la mujer de Iorio. Con una sintaxis barroca e inexacta, el párrafo llama a la risa:". Revisá el libro; porque le pifiás horrible cuando afirmás "que la única mención en el libro de un hecho tan trágico sea esa me parece como mínima, de mala fe". Evidentemente, cuando escribiste eso que vos llamás "lógica del silencio" cometiste el error de no mencionar que el capìtulo XII ("No está muerto quien pelea") le dedica cuatro páginas al asunto. Que te hayas quedado con ganas de saber más sobre el tema es otra cosa; pero me parece una burrada de tu parte afirmar que mi libro hace mantos de silencio sobre los aspectos más jodidos de la vida de Iorio. Sin ir más lejos, en el libro tenés abundantes detalles del juicio que el músico se está comiendo por la muerte de un fanático de Hermética; tenés varias páginas dedicadas la denuncia del INADI sobre su persona; también tenés data sobre el episodio que desencadenò su polémica canción para Seineldín... y así, hay mucho para leer sobre las separaciones de sus bandas, sobre sus excesos y sus puntos jodidos. Rufián Melancólico, no estoy de acuerdo con tu opinión. Jamás descarté esos temas y tampoco creo haberlos tocado con "eufemismos y elipsis". Paradójicamente, en otra parte de tu critíca te referís a una prosa "desopilante y alcahueta". ¿En qué quedamos? ¿Soy alcahuete u escondo detalles de la vida privada del biografiado? No comprendo esa contradicción tuya.

De todos modos, más allá de estar en desacuerdo con tu opinión (que debo respetarla, obviamente, pero tengo derecho a réplica) debo agradecerte el espacio que le dedicaste a mi libro. Como dice el bueno de Stephen King, se recomienda que si vas a escribir algo sobre un tema del cual no sabés demasiado, te informes.

Un saludo cordial.

Ariel Torres

Anónimo dijo...

Flaco me aprece que el que mas en serio se toma a Ricardo Iorio sos vos.
Te copraste la biografia, la analizaste profundamente y le dedicaste un post en tu pagina cosas qeu te habran llevado un buen rato....

Reconocé que es un tipo para tomar en serio, y que hasta vos lo hiciste
A esta altura ya no podes ocultarlo

ajsoifer dijo...

Yo me lo tomo en serio a Don Ricardo.

Metalmaniac dijo...

Que tal "rufian"?, me parece que justamente el error es no tomarlo en serio a Iorio ya que cuenta las desgracias que tenemos y de las que somos culpables los Argentinos. Y burlarte de el tipo me parece bastante cuadrado de tu parte y me extraña (de onda)... por otro lado anda a ver alma fuerte sin miedo que yo soy rubio, pero no judío, y nunca tuve problemas.
Saludos y gracias.-

ajsoifer dijo...

Yo me tomo en serio a Don Ricardo. Tan serio que me da risa.
No sé si puedo ir a un recital de Almafuerte porque si entona el himno, el no va a querer que yo lo cante.