20 de febrero de 2009

Las ratas


Llego a la Biblioteca, segunda semana después de mis vacaciones y todavía la sensación de modorra no me deja.
Mi compañera volvió de las suyas y se reincorpora hoy. Sube las escaleras y yo abajo, leyendo Página/12, la rutina de todos los días: leer Página, almorzar leyendo Página, terminar de almorzar, té con nugatón blanco y terminar de hojear Página por si quedó algo sin leer, escribir, estudiar y terminar el día.
Está arriba y me dice:
- Ale, disculpame, te voy a hacer una pregunta… - y frunce la boca – rara.
Me alzo de hombros.
- Vos, ¿Sabrías distinguir el excremento de ratas?
Pienso en el murciélago moribundo que vi en la pileta del lavadero el otro día, en casa y en la rabia. La rabia que mi viejo le dijo a mi vieja: - ¡Ja! Y vos que le dijiste a la veterinaria el otro día que no valía la pena que le dieran a las gatas la vacuna antirrábica, ahora la vamos a tener que llamar de nuevo.
Y claro, no la llamaron de nuevo, por lo que mis gatas están expuestas a los peligros de la rabia, supongo, no entiendo mucho de epidemología, pero estoy convencido de que si hay algo potencialmente mortal dando vueltas por mi casa, tarde o temprano me va a caer encima.
Ahora las ratas.
- Esteee… no sé… ¿Por qué lo decís?
Me hace subir y me muestra unas pelotitas negras desperdigadas todo a lo largo del pasillo y entre los estantes con libros.
- ¡Mirá! ¡Ese incluso está en el suelo! ¡Lo deben haber tirado las ratas! – me dice señalándome un libro.
Ya no me caben dudas. Los estantes parecen carcomidos también, aunque que yo sepa las ratas comen libros, por eso el tema de “Rata de biblioteca” para referirse a los Nerds. Y me acuerdo de una conversación que tuve ayer con una amiga. Le dije que yo me iba a reivindicar como del Campo Nerd frente al Campo Nacional y Popular en la disputa ideológica-estética-social-de pertenencia a grupos y amistades en Puán.
Yo soy una rata de biblioteca, trabajo entre ratas y duermo entre murciélagos rabiosos.
Le digo a mi compañera que no se preocupe más, que bajemos y no volvamos a subir. Se queja, dice que necesita recorrer algunos estantes de acá arriba, buscar algunos libros y de pronto pone cara de repugnancia pensando en esos bichitos que no vemos, no oímos, pero que nos dejaron su presencia. Empiezo a sentir que en el aire hay feo olor. ¿La caca de rata tiene olor? Un verdadero dilema.
Bajamos y ella me dice que va a llamar a Intendencia para que solucionen el problema.
Voy a buscar a la heladera, en el sector de administración, mi botella con jugo de manzana verde Clight y, horror, cuando abro la puerta de la misma, no encuentro mi jugo. Está lleno de botellas pero alguien me robó, usó, se tomó, mi botella, y yo con la sed que tengo, las cuarenta cuadras que hice caminando desde casa hasta acá me dejaron con un olor a transpiración que sé que no se me va a ir en todo el día, impregnado como está a la remera.
Vuelvo a la biblioteca, le digo a mi compañera que me voy a comprar un agua y vuelvo.
La calle está terriblemente densa y en el chino de acá enfrente por suerte casi no tengo que esperar. Me asombra la velocidad con la que la cajera me devuelve las monedas como si fuera una autómata al servicio del expendio de vuelto.
La tarde en la biblioteca pasa aburrida. Leo el prólogo de un libro que me llegó esta mañana y pienso en todas las cosas que quisiera leer y en el poco tiempo que tengo y no sé cómo pero el tiempo se pasa.
A la noche cena: panqueque de jamón, queso, tomate y huevo. La Fauna come una hamburguesa o algo así. Hay conversación profunda, hay escenas de tensión y todo termina con un abrazo afectuoso. Volvemos en el colectivo juntos. Estoy muy loco. Ella está muy loca. La gente está muy loca.
Vuelvo a casa, Messenger.
Tengo que terminar de hacer unos retoques a una nota.
Mientras chateo con La Fauna y con algunos más, aparece Online el Turco. Su nick dice: “Peor, imposible”.
- Cotur! Cómo que peor imposible?
- Rrrrrrrufián qué haces?
Y conversamos un rato. Me felicita por la nota (lo tengo en el subnick) y me pregunta si voy a lo de Alfieri el miércoles. Yo ni enterado de todo el asunto.
- Bueno, hablamos. Pero no me llames al celular porque lo rompí. Lo estampé contra una pared en un ataque de ira.
- QUÉ?
- Sí, sí, estuve mal. Casi me internan en un psiquiátrico – dice.
- :-(
- Sí. Llegó a venir la ambulancia y todo.
- Uh
Bajón
Mejor
Me contás cuando nos veamos en persona.
- Ok. Suerte Rrrrrrrrrufián.
Pienso que lo mío no es locura, lo de La Fauna tampoco, sólo son neurosis de burgueses aburridos con nuestras vidas que se dedicaron a estudiar la carrera más burguesa y aburrida que podrían.
Me desconecto.
Prendo la radio nueva que me compré antes de ir a laburar hoy y escucho un poco sólo para sentirme bien de haberla estrenado e ir amortizando los cien pesos que me costó.
Me levanto temprano, tengo que ir a Puán para anotarme en finales.
Calor otra vez.
Leo Porrovideo en el colectivo y me convenzo una vez más en lo que va de las dos semanas desde que volví de Montevideo que es el mejor libro de cuentos que leí en años.
En la calle veo un cartel de propaganda de la nueva obra de José Luis Gioia: AcoMundo que se acaba el Ger. Pienso que atrasa tanto como la antigüedad de la obra Más pinas que las gallutas de Gerardo Sofovich.
Puán está muy limpito, con esas paredes grises recién repintadas y los cartelitos de aúlas en acrílico sobre madera. Pienso que ya no vamos a depender de los carteles a mano o las indicaciones en tiza sobre el vidrio.
Me anoto y a La Fauna también y me vengo al laburo en subte, Puán Station, lo más.

Puán Station, lo más. Antes que la nueva capa de pintura gris tapara mi arte.

Pienso que no estoy escribiendo nada para el blog y trato de pensar en cosas más o menos banales con los que llenar un Crónicas de la amargura pero no encuentro lo suficiente. Tengo anotado en la libreta: Con el nuevo preservativo Prime Duo que trae tachas y estrías presiento que algunas vaginas van a salir lastimadas ; Hacer comentario sobre raza aria: escuela Pueblo Blanco. Es de un colegio de Belgrano que se llama Pueblo Blanco y dice seguir principios humanistas. Arios. No, eso no lo dice, pero lo deduje. Era ideal para una Crónica de la amargura. En fin, quedará en el olvido.
En el laburo mi compañera me dice que nuestro jefe amenazó al Director Ejecutivo con cerrar la biblioteca si no fumigan mañana mismo.
Le digo que se nos va a venir en contra, que si es por ellos cierran y no les importa un carajo.
Sube de nuevo a ver el estado de la situación.
- No hace falta – le digo pero ya está ahí.
- ¿Sabés? – me dice – Es curioso, pero las ratas sólo están en la sección de Antisemtismo.
Sonrío.
Pienso que podría escribir algo sobre eso.

6 comentarios:

Horacio Gris dijo...

Muy bueno, Rufián. Esperaba este tipo de textos. Más en un viernes laboral.

saludos

Cassandra Cross dijo...

Nada que ver con el post (que está muy bueno) pero mis mazos siempre fueron azul-verde-blanco, o verde-rojo. Ni una puta carta negra, neverever. Obviamente, siempre me rompían el orto al Magic.

Por un buen año lectivo, menos calor y días de 28 hs para leer.

ajsoifer dijo...

Yo siempre fui fan de los mazos negros. Aunque creo que los verdaderos players jugaban con blanco, quizás azul.
A mí también me hacían mierda. Más cuando mi hermano y mi mejor amigo conspiraban contra mí.

Anónimo dijo...

Algo es algo, che. Es verdad que los días pasan rápido, estés donde estés y hagas lo que hagas. Yo hace casi un año queé el blog con la idea de invertir el tiempo que le dedicaba en cosas mas productivas y, sinceramente, no lo logré ni lo logro. Pienso en postear algo de vez en cuando pero hay algo que me separa, perdí el hábito y cada vez cuesta más. Aprovechá mientras puedas seguir conectado, tener un laburo asì también te ayuda y está bueno. Chao.

The Outsider dijo...

Un weenie negro garpa.

cintu dijo...

Guenas! y si se da la oportunidad de compartir una charla en un viaje en subte o por azar lo cruzo o me cruza en alguna libreria fantasma de san telmo, crítico y sincero rufian, vamos a tener que salir en busqueda del hilo conductor! ud. lo encontrará, yo.. lo dudo.
Pero supongo que seria interesante.. No lo invito a pasar por mi blog... Para ud. mi afectuosa y melancólica escupida (lo digo como quiero).
Hasta el próximo ciberencuentro!