29 de mayo de 2009

Liberalism for dummies


Leía el otro día a J.B. Alberdi y me encontré en sus Bases el siguiente párrafo:

Ya América está conquistada, es europea y por lo mismo inconquistable. La guerra de conquista supone civilizaciones rivales, estados opuestos, el salvaje y el europeo, v.gr. Este antagonismo no existe, el salvaje está vencido, en América no tiene dominio ni señorío. Nosotros, europeos de raza y civilización, somos los dueños de la América.
No pude evitar pensarlo en relación al video de Macri diciendo que si la ciudad está como está es por problema de las invasiones de paraguayos y bolivianos. Mauricio Macri, descendiente, hijo pródigo del liberalismo argentino, como Alberdi pero menos inteligente, y pienso que para un tipo como él, ver que la ciudad se llena de paraguayos y bolivianos no es sólo la tragedia de ver a gente pobre invadir sus palacios, sino que es el problema del color de piel, de la herencia racial.
La mayor parte de la población paraguaya y boliviana es de ascendencia indígena directa, sin mezcla con europeo.
Nuestra triste tradición liberal, entremezclada con romanticismo e ilustración (sí, una mezcla tan extraña y excepcional parece que sólo era posible en esta misma tierra que tantos hombre consideraron la creadora de tantos oxímorones) veía con verdadero asco a las masas. Alberdi veía con asco a las masas de indios, Sarmiento veía con asco a las masas rurales que le hacían la guerra a la Ciudad y necesitaron de un hombre fuerte como Rosas para contenerlas y ponerlas a su servicio: la vieja idea machacona del clientelismo político que tanto escuchamos, Ramos Mejía veía con asco a las masas en general y Macri actualiza el asco hacia todo lo que no es su chillón amarillo hepatítico.
Entrad en nuestras universidades, y dadme ciencia que no sea europea; en nuestras bibliotecas, y dadme un libro útil que no sea extranjero.
Reparad en el traje que lleváis, de pies a cabeza, y será raro que la suela de vuestro calzado sea americana. ¿Qué llamamos buen tono sino lo que es europeo? ¿Quién lleva la soberanía de nuestras modas, usos elegantes y cómodos? Cuando decimos confortable, conveniente, bien, comme il faut ¿aludimos a cosas de los araucanos?
¿Quién conoce caballero entre nosotros que haga alarde de ser indio neto? ¿Quién casaría a su hermana o a su hija con un infanzón de la Aracucaria, y no mil veces con un zapatero inglés?
Decía Alberdi y el liberalismo local se lo inyectó en la sangre como por hipodérmicas y le hicieron creer a la gente que todo lo que es argentino es malo, berreta, que la industria nacional no sirve para nada porque todo lo que vale la pena viene de afuera. Acá tenemos el Campo. Como dijo otro energúmeno, El Campo, los Militares y la Iglesia son lo que hicieron grande a este país.
En América todo lo que no es europeo es bárbaro: no hay más división que esta: 1°. el indígena, es decir, el salvaje; 2°. el europeo, es decir, nosotros, los que hemos nacido en América y hablamos español, creemos en Jesucristo y no en Pillán (dios de los indígenas).
No hay otra división del hombre americano.
Sigue Alberdi y lo vemos a Macri echar espuma por la Boca, emocionado con sus propias palabras, porque todo hace sentido, porque los negros de mierda, los cabecitas negra, los indios, los araucanos y los boliguayos son todos la misma mierda, pero él se encargó de limpiarles bien el culo poniendo a Boca, Boquita, en el centro del escenario Mundial, llevando al Primer Mundo ese Club que merece un público más respetable que esa manga de fronterizos.
Haced pasar al roto, al gaucho, el cholo, unidad elemental de nuestras masas populares, por todas las transformaciones del mejor sistema de instrucción: en cien años no haréis de él un obrero inglés, que trabaja, consume, vive digna y confortablemente.
La claridad de Alberdi es impresionante. Macri lo lee y asiente. Macri lo lee y se golpea la frente con la palma de la mano: “¡Pero claro! Este tipo está diciendo lo que yo siempre pensé pero nunca pude articular en discurso” y se siente reconfortado porque tiene al fin, los argumentos para llevar a cabo lo que hasta este momento venía siendo en él, instintivo: destruir la escuela pública. Total, ¿Para qué la necesitamos? Si los negros paraguayos y bolivianos que nos invadieron no sirven para nada, si ni toda la instrucción que les demos los va a sacar de la Barbarie.
La clase media que no puede ver que vota a sus verdugos, a los que les quieren quitar el privilegio social y hundirlos en el proletariado de esos paraguayos y bolivianos que nos invaden sigue pensando en votarlos porque son gente nueva, sangre fresca, se visten como europeos pero de los buenos, de los que quería traer Alberdi, esos obreritos ingleses obedientes y silenciosos que iban del trabajo a casa y de casa al trabajo y no hacían piquetes, ni huelgas, ni molestaban cortando el tránsito. La clase media que repite a Ramos Mejía diciendo que “El verdadero hombre de la multitud ha sido entre nosotros el individuo humilde, de conciencia equívoca, e inteligencia vaga y poco aguda, de sistema nervioso relativamente rudimentario e inadecuado que percibe por el sentimiento, que piensa con el corazón y a veces con el vientre...” y se queja porque esos negros que van a las marchas, van todos por el choripán y la coca-cola, piensan con el vientre.
Cada vez que me subo al colectivo veo las caras de la gente, veo sus ojos, trato de imaginarme cómo piensan, me hierve la sangre con la certeza de que estadísticamente, más de la mitad de la gente ahí arriba lo votó a Macri y lo va a votar de nuevo y que así, en 2011 lo vamos a tener de Presidente, y como nuestra Constitución es tan alberdiana que incluye eso de “Una presidencia monárquica”, tener un Presidente es casi como tener un Amo y Señor y eso va a ser Macri dentro de unos años. Cumpliendo el sueño de Alberdi, pero el sueño Bobalicón de Alberdi, la Versión For Dummies de Alberdi.
Recorro otros textos, otros pensadores y por ahora, en todo el fucking siglo XIX, no encuentro nada y hasta con Juan B. Justo, ya en el siglo XX por quien empiezo a sentir alguna leve simpatía, no termino de encontrar ese pensador que me haga decir: “La puta madre che, al final de cuentas hay alguien en quien fijarse como modelo para hacer algo.” Y después leo el diario, una nota de Pigna en la Revista Viva que cuenta el martirio de Simón Radowitzky y ahí sí, suspiro.

7 comentarios:

caca dijo...

Muy buen post Rufián!

Pazchi dijo...

Odio a Macri. Eso es pensar con la cabeza y con el vientre: mi odio por él es visceral.

Ojalá más gente empezara a ser menos autómata a la hora de votar.

Excelente, Rufián! Cada día que pasa se pone mejor!

Paz

Drodro dijo...

Acá en GBA, reparten pochoclo en cartones con la cara de Stolbizer...

Horacio Gris dijo...

Clarísimo, muy buen post.
Linda selección de citas de Alberdi. Ahora cuando algunos liberales me digan otras cosas de Alberdi voy a entender que en realidad, el trasfondo, el discurso real desde donde me hablan, es este mismo que se expresa en este post. Porque en definitiva siempre hay una parte linda que citar de algún autor, y esa parte linda es el escudo tras el cual ocultar la cara.
En fin.

saludos

S.F. dijo...

Por todo lo que exponés, es que (espero) ni bien me reciba me exilio otra vez en Canadá. Estaré felíz de ser una forastera allí.

Obvio que hubo millones de cositas que me evocó éste artículo, man soy pichona de antropófaga. Pero no tengo ganas de tipear tanto ahora. Ya lo charlaremos.

Salud!

Martín dijo...

Sería interesante trazar una historia lingüístico-estilística del liberalismo argentino, de la claridad conceptual de Alberti a la afasia macrista.
Permítame una diferencia, Rufián: Macri no leyó a Alberdi. Si lo hubiera leído, todo sería, por lo menos, más sutil, más elegante, más inteligente. En todo caso puede que sus taimados asesores hayan leído un guiso de Alberdi, Martinez Estrada, Fukuyama y Escudé, y así están las cosas.
"Chillón amarillo hepatítico" me parece un verdadero hallazgo poético. Muy buen post, éste es el camino. MARIO.

darío dijo...

Resulta temeraria esta afirmación: "La clase media que no puede ver que vota a sus verdugos, a los que les quieren quitar el privilegio social y hundirlos en el proletariado de esos paraguayos y bolivianos que nos invaden" (sic).
Siempre pienso que pasan las décadas y me parece un cliché ese colectivo "lucha de clases".
Fomentemos el sentido común.
La lucha es invisible. Está en la materia gris. En la producción de papers. Después ya vendrá el mercado, el marketing et alia.
Hablás de la clase media... y que hay de la baja, y de la clase alta?
Escribís "me hierve la sangre con la certeza de que estadísticamente, más de la mitad de la gente ahí arriba lo votó a Macri". Bueno, es tu conjetura, tu afirmación.
Tengo mis dudas al respecto(Descartes no me abandona). Capital Federal siempre ha mirado en su ombligo. Y siempre ha sido díscolo.
Por último, señalás "Nuestra triste tradición liberal": te parece?
Liberal.
Mi sospecha es que hemos transitado el paternalismo, y con múltiples disfraces... populismo entre otros.

Primera vez que llego via entropía.

Fuerte abrazo desde la Patagonia.