11 de abril de 2008

Mientras leo


Fragmentos del caos. Algunos de los libros que se acumulan actualmente en mi escritorio.



El otro día me referí en el blog de Patricio Zunini a mis demasiados (pocos) libros. Entonces me pasó el fin de semana pasado que en conjunción entre mi ansiedad, mi aburrimiento crónico y los libros que se siguen acumulando uno arriba del otro en el escritorio o en la biblioteca o donde sea que quede lugar (establezco extraños órdenes de lectura que nunca termino por cumplir; por ejemplo: los que están en el escritorio serán los próximos que leeré) es que llegué a la necesidad de apurar mis lecturas. Leer más para poder abrirme paso y seguir leyendo nuevos. Porque es verdad, tengo tantas cosas que quisiera haber leído que pierdo el placer de esa lectura en el momento que la hago por el simple hecho de estar pensando en todo lo otro que quisiera leer y no estoy leyendo.
Por eso también es que establecí diversos dispositivos que superan el fallido de los órdenes de lectura:
- 1 libro para viajar.
- 1 libro para el Bar.
- 1 libro para el laburo.
- 3 libros para la cama. Estos a su vez deben ser: Una novela en español. Una novela en inglés. Un libro de no-ficción.
Es la mejor forma que tengo de ir liquidando varios libros, de combatir mi ansiedad y mi aburrimiento: leo 30 páginas de un libro, me aburro, lo dejo, agarro otro de los que estoy leyendo, leo 30 páginas y así.
De ese modo pude finalmente ponerle las manos a dos libritos que hace tiempo tenía ganas de leer pero que no había logrado hacerme el tiempo y el espacio de leer:
Mercado y utopía de Pablo Capanna (una historia-ensayo sobre la Ciencia Ficción) y Mientras escribo de Stephen King (autobiografía literaria con algunas recomendaciones para ser un mejor escritor).
Mi relación con el “Maestro del terror” es compleja. De chico lo amé con toda mi alma y leí algunos de sus mejores libros (Misery, Cementerio de animales, El resplandor, Las cuatro estaciones, La zona muerta y Un saco de huesos (a mí entender, de los mejores aunque entiendo que hay gente que lo detesta)) abandoné uno de sus más conocidos libros (IT) y leí uno de sus bodrios más insoportables (Desesperación). Luego, con mi “llegada a las grandes ligas literarias” renegué de él como renegué de mis influencias más preciadas: Emilio Salgari, J.H. Chase y todo lo que oliese a literatura de género. Vendí todos esos libros. Fue mi constitución en snobeing. Pero luego claro, la mente se abre, uno aprende que lo popular y grasa también tiene valor kistch o sentimental o lo que sea y se para orgulloso a decir: “Sí loco, me cabe Stephen King. ¿Y qué?”.
Mientras escribo es un libro hermoso y me lo compré (bah, lo canjee con los puntos de mi tarjeta Cúspide Max) porque no recuerdo quién me lo había recomendado. Tengo que admitir que cuando me lo recomendaron todavía andaba medio receloso de volver a tener un libro de King en mi biblioteca. ¡Ay! que HaroldBloomiano que uno se puede volver en la carrera de Letras. Un horror.
La mitad del libro es una especie de autobiografía que comenta desde su situación familiar durante la infancia hasta la escritura de sus primeros textos y sus consiguientes primeros rechazos en las revistas de horror y sci-fi de la época. En muchas ocasiones leí historias de grandes escritores pasando por el sufrimiento de los rechazos y en eso King no se queda atrás. Antes de convertirse en Best-seller tuvo que vivir de trabajos chotos, dando clases de inglés y el primer borrador de Carrie lo tiró a la basura. Lo salvó su mujer. Cuenta por ejemplo que vivía tan drogado que ni siquiera se acuerda de haber escrito Cujo.
Después tira un par de datos interesantes sobre lo que es escribir y ser escritor, algunas frases, algunos momentos de su escritura que me hicieron dejar el libro y decirme: “¡La puta madre, este chabón me habla a mí, habla de lo que me pasa a mí!”
Todavía no lo terminé de leer pero hay ciertos pasajes que (a pesar de la traducción) me han sorprendido gratamente. Y es que King se dedica a defender no sólo su literatura sino todas las literaturas menores. Por ejemplo:

Desde entonces me he pasado muchos años (creo que demasiados) avergonzándome de lo que escribía. Me parece que hasta los cuarenta no entendí que casi todos los escritores de novelas, cuentos o poesía de quienes se ha publicado siquiera una línea han sufrido alguna u otra acusasión de estar derrochando el talento que les ha regalado Dios. Cuando una persona escribe (y supongo que cuando pinta, baila, esculpe o canta), siempre hay otra con ganas de infundirle mala conciencia. No tiene mayor importancia.
Pág. 55
Más allá que sirve para explicar por qué los ataques de anónimos en blog son una constante, el pasaje revela algo que estaba en lo que decía antes: no hay por qué avergonzarse de gustar de las literaturas menores o de escribirlas.
A diario me topo en la biblioteca en la que laburo con gente que mira con desprecio cuando le ofrezco algún libro de género. Y dentro de los géneros, el más castigado entre nuestros lectores siempre es el de la Ciencia Ficción. ¿Por qué? Ni idea.
Sigue King y relatando su aficción a las drogas y sus justificaciones del momento nos regala otro pasaje hermoso para entender el sentido creador del arte:
soy escritor, y por lo tanto muy sensible, pero también soy un hombre, y los hombres de verdad no se dejan gobernar por la sensibilidad. Eso sería de putos. En conclusión, bebo. ¿Hay alguna otra manera de afrontar el horror existencial y seguir trabajando? Pág.105
Desde que la leí por primera vez me enamoré de esta frase de Chandler:
“Si no fuera duro no podría estar vivo, si no fuera tierno no merecería estarlo.”
(Chandler, Playback). ¿No es igual a lo que dice King sobre ser escritor? Escribir o ser Philip Marlowe son entonces casi la misma cosa. Requieren las dos de un espíritu sensible pero que sepa gobernarse.
Entones navega King y dice: hay escritores que tienen un léxico infernal y que además lo saben articular con elegancia y estilo (y ahí lo tienen a Alan Pauls si no, para ver cómo es posible construír novelas sobre la base del vocabulario y una retórica envidiable) y otros tipos que no manejan ese mismo estilo (y ahí está Ellroy o Hemingway). Uno debe saber dónde posicionarse y no forzar las cosas. Y está bien. ¿Acaso alguien me va a venir a decir que Hemingway o Ellroy no escriben bien?
King lo dice así:
Poner al vocabulario de tiros largos, buscando palabras complicadas por vergüenza de usar las normales, es de lo peor que se le puede hacer al estilo. Es como ponerle un vestido de noche a un animal doméstico. (…) Propongo desde ya una promesa solemne: no usar “retribución” en vez de “sueldo”, ni “John se tomó el tiempo de ejecutar un acto de excreción” queriendo decir que “John se tomó el tiempo de cagar”. Si consideras que tus lectores podrían considerar ofensivo o inpropio el verbo “cagar”, decí “John se tomó el tiempo de hacer sus necesidades” (o “John se tomó el tiempo de ir de vientre”).”
p.130
King llama a la naturalidad. King llama a escribir. King llama a dejarnos llevar por lo que mejor nos suena y no pensar en lo que los otros dirán. Y si nuestro destino es hacer literatura menor, bienvenido sea.
Es ahí precisamente donde se inserta el otro libro que ando leyendo, el de Capanna.
Interesante, bien documentado, un poco demasiado glosador de obras de Sci-Fi, el libro se intenta como defensa del género y me parece por lo que leí, cae en el peor error que podría caer: condena ciertos subgéneros y enaltece otros.
Más allá de evitar por ahora cualquier definición totalizadora o al menos que recorte un ciertas características como para poder pensar en un corpus de Sci-Fi, Capanna se encarga de denostar metódicamente las Space Opera y pareciera inclinar su preferencia hacia la Ciencia Ficción dura.
Lo que es una pena. Porque si se trata de abrir las puertas a un género y sacarlo de su lugar de descrédito social, dando la razón y diciendo: “Las Space Opera y las Gadget Stories son malas” lo único que se hace es seguir dando argumentos a los que desprecian el género por menor.
Seguro que hay novelas de King que son malas. Seguro que hay cuentos de Poe o Lovecraft que no llegan a los picos que llegan sus clásicos. En todo género hay mucha basura y ese es el fermento sobre el que se alzan los grandes edificios. Por cada Chandler hay miles de anónimos firmando a veces con seudónimo. Pero habría que escuchar mejor lo que dice King: no desesperarse, saber que siempre te van a pegar, escribir como es natural en uno.
Yo agregaría: gozar con lo que se escribe y con lo que se lee. El resto viene solo.
King lo cierra perfecto, mucho mejor que lo que podría hacer yo:
La vida no está al servicio del arte, sino al revés.

16 comentarios:

Alcácer dijo...

Yo fui muy fanático de King, gracias a esas ediciones negras de Plaza Janes que vendían a siete pesos en los supermercados. Creo que fue el primer autor de, eh, digamos, temática adulta que leí. Destaco: "Cementerio de animales", "La zona muerta", "Misery", "Salem's Lot"... Desesperación es, lejos, el peor libro suyo que leí; los de Richard Bachman no me gustan demasiado. "Un saco de huesos" empezaba muy bien, pero después se volvía muy poco interesante. Lo compré cuando salió y me duro de Buenos Aires a Cippoletti. Algo parecido me pasó con Tommyknockers y Apocalipsis.

No estoy familiarizado con sus últimas novelas. Me quedé en Riding the bullet.

Lupe dijo...

¿Te gustó Bag of Bones? ¿En serio? A mi entender está dentro de los peorcitos. Coincido un tanto con Alcácer, arranca bien pero en algún momento empieza a dar la sensación de que si no hubiese andado con ganas de cambiar el auto lo habría tirado a la basura. Algo que su protagonista (¿pequeña salida patafísica?)sí llega a hacer, por cierto.
Por lo demás, es cierto, meterse a emitir juicios valorativos orientados desde el promedio de formación del público lector mayoritario de un trabajo literario es una limitación que tal vez vemos demasiado seguido. Buena parte de los narradores contemporáneos harían bien en leer un poco menos de nouveau roman y un poquito más de Salem's Lot



(Por cierto, mirando de nuevo el comentario arriba me vino a la cabeza la cargada constante a la escritura academicista que se permite con el gordito de Apocalipsis, comoquiera que se llamase)

Cassandra Cross dijo...

No soy una fanática de King, pero leí algunos de sus libros. Anotame del lado de los que piensan que con "Un saco de huesos" King retomó la senda de lo mejor de su literatura... después me enteré que estaba retomando "La Torre Oscura" y lo dejé para después, ya que me debo prácticamente toda la saga.
También me gustó "Insomnia", un libro raro y por momentos sobrecogedor... aunque denso de leer. Eso fue lo más nuevo que leí de él; después, meramente lo más clásico. "Salem's Lot" no lo he leído, si bien recibí buenas criticas.

Saludos, buen post... aunque me remite un poco a mi propia desesperación lectora... grrr.

utyman dijo...

Se viene la remake de IT, me cuentan, con cloacas infantorgiásticas incluídas, para evitar la decepción del padre Grassi, vieron

Camilus dijo...

Lo importante del post más que King es la escritura. O al menos eso vi yo que también escribo. No soy lector, ni escritor de "literaturas menores" pero no voy a ir de inquisidor a decir que no las haya. Uno debe escribir lo que sienta, e igual leer lo que le plazca. Muy cierto que en letras la cuestión del canon es bien complicada porque uno llega de la secundaria con sus autores y practicamente te hacen una quema de libros. hay gente que nunca se recupera de eso y se convierten en los perfectos literatos.

Hay que saber evitar dejarse llevar por la academización excesiva. Y ahi es donde pierden la mayoria de los estudiantes de letras. Muchos escribian antes pero al año casi todos te dicen que ahora lo hacen muy poco, o nada. Afortunadamente, yo ( como rufián y todos los que se sientan identificados) dijimos ¿Cómo voy a dejar de escribir? Sí, estudio letras ¿y? Pero te vuelves muy técnico -te dicen- y no sales de la crítica. En absoluto, uno tiene que aprender a separar. Ademas uno cuando escribe no se pone a decir: Voy a escribir con tantos "semas" el día de hoy. No, Eso no pasa.

La gente que deja de escribir creo que es porque en realidad no lo llevaba en el alma, es decir no era una necesidad que tenían sino algo más parecido a un hobby. Yo, si no le retribuyo algo al mundo (eso donde uno pone todas sus esperanzas y trabajo, sin saber si gustará) sentiría que mi vida no está completa, que desperdicie mi oportunidad. De ahi a que uno lo logre eso ya es otro tema. Pero rendirse sin haber dado la batalla es una tonteria y peor aun, una cobardia.


Reinvindequemos la escritura.

No paremos de escribir.

Si no hay espacios, hay que inventarlos.

Aladas Palabras dijo...

A mí el post me recordó bastante a Manuel Puig. Un escritor bastante vendido en vida, bastante denostado y revalorado (creo que más postmortem). Y todavía hoy existen quienes, con expresión de horror en sus rostros, dicen (me dicen): ¡¿te gusta Puig?!. Si uno cometiera un crimen frente a las mismísimas narices de la gente no vería semejantes caras de espanto, supongo.
Con King tal vez pase lo mismo en unos cuantos años: la gente (la de letras, al menos) va seguir mostrando desagrado contra el escritor que alguna vez en su vida fue best seller. Porque para los letrosos (je) ser best seller es prácticamente sinónimo de basura. Y no creo que este prejuicio sea reversible, de hecho, creo casi imposible que en algunas décadas alguien diga: "si vende mucho es porque es bueno, si no vende debe ser malo".
Ahora el escritor que no vende (la mayoría) en realidad es el nuevo Cervantes que todavía no fue descubierto. Así funcionan los prejuicios.

Le iba a decir a Camilo que acordaba bastante, aunque algún que otro aspecto me pareció bastante romántico... cuando noté la frase "No soy lector, ni escritor de "literaturas menores" pero no voy a ir de inquisidor a decir que no las haya." Y ahi me perdí, y no entendí nada. Asumo que lo de literaturas menores va para géneros como el policial y la ciencia ficción. Y me pregunté ¿qué escribirá este muchacho? Estoy completamente intrigada, porque mi sueño sería que no dijera que escribe poesía romántica en forma de poema vanguardista, que me dijera que escribe épica en verso, a la manera de la Ilíada. O una tragedia bien sangrienta, a lo Medea...
Intrigadísima, espero un respuesta.

Aladas Palabras dijo...

Me corrijo: en realidad mi sueño literario hubiera sido un barroco argentino

ajsoifer dijo...

Estimada Laura: Me sorprende que te sigan cuestionando la lectura de Puig! Debe ser una cuestión de la academia platense porque acá, con tanto Link y Panesi dando vuelta si no lees a Puig no existís.
Por otra parte me parece que lo que nos queda hacer con este tipo de escritores mal estimados por la academia es el gesto Pop de decir: "Sí, soy de Letras y leo a Stephen King". No sé si está bueno que tenga que ser gesto Pop y no auténtica motivación o lo que sea, pero es una forma de poder ir imponiendo un plan de lectura por fuera de lo establecido.
Estuve pensando mucho sobre esto los últimos días.
Y creo que desde este blog hago bastante al respecto al hablar de literaturas menores: Sci-Fi y Género Negro.

Por último: Barroco argentino? probaste con Perlongher?

Anónimo dijo...

Sr. Rufián:
1: No, no probé con Perlongher, voy a tenerlo en cuenta, muchas gracias.

2: Nosotros tenemos a muchos estudiosos de la obra de Puig. De hecho, hay muchos trabajos de crítica genética -más allá de la opinión que le merezca este tipo de estudio- producidos por gente de acá (como por ejemplo una edición de "El beso de la mujer araña" de la colección Archivos) . Entiendo lo de Panesi y Link, pero Amícola no tiene nada que envidiarles. Así que no es cuestión de la academia platense, es cuestión de algunos compañeros que prefieren bajarse un frasco de aceite de ricino antes que Boquitas Pintadas.

Lo animo a seguir con su trabajo.
Saludos!

Camilus dijo...

Aladas palabras estoy aqui para constestarte. Fijate que el "literaturas menores" esta entre comillas en mi mensaje. Era un gesto irónico por supuesto. Ademas estaba jugando con lo que Rufían había puesto en su mensaje. El hablaba de literaturas menores y como eran menospreciadas por los letrados y entonces por eso lo cité. hay un canón sobre que es y que no es literatura menor. Lo menor como algo menospreciado porque es lo marginal, lo no-selecto. Pero es un canon que no está solo en la academia (como generalemtne se piensa para echarle la culpa a la sangrienta academia (¿porqué tenías que nombrar a Medea?), sino en el mundo del arte mismo. Cualquier escritor o artista establece sus canones y te va a decir, esto es bueno, esto es malo. Lo malo es algo que siempre es visto como inferior, "menor" desde distintos puntos de vista, de intelectual de saco y corbata o de bohemio hippy, pero hacer un recorte es necesario, todo el mundo lo hace y lo seguirá haciendo.

En mi caso con literaturas menores me refería a la ciencia ficción, Stephen king en este caso. A mi no me gusta. Lo lei, un amigo me regaló un libro por un cuento que habia, y lo lei y no me gustó. No por el hecho de que en la facultad te digan que eso es malo -que es algo que ocurre, eso es cierto- sino porque no me parecio un buen escritor: Anodino, predecible, buscando complacer a sus lectores y me hizo acordad a esas peliculas de terror de los 70's 80's que mas que miedo dan lástima.

Pero en fin, yo admito que si a mi no me gusta King, si hay gente que le gusta y esta en su derecho a hacerlo. Osea, uno tampoco puede convertirse en un adalid descerebrado del canon como para ir con un estandarte en mano diciendole a todo el mundo que es lo que debe leer y que no. Para encargarse de eso, ya hay mucho resentido dando vueltas. Lo importante es que se lea, que la gente ponga a funcionar su cerebro.

Prefiero mil veces que alguien se ponga a leer stephen king, o hasta Paulo Cohelo a que se pongan a ver Bailando por un sueño o alguno de sus horribles hermanos mutantes. la televisión, mal utilziada peude ser corrosiva.

Con lo de romantico, si, soy consciente de ello. Soy algo romantico. No tengo ningun problema con eso.

¿Que escribo? Pues sencillamente intento no hacer literatura menor. ¿Lo logro? No sé, eso lo dira el tiempo, yo solo hago lo que me nace , lo que siento que no podría dejar de hacer.

Espero haber estado a la altura de las circustancias. Por cierto miré tu blog y me gustaron algunas cosas que vi. Eso lo podríamos habalr otro día. Cualquier otra pregunta, aqui estoy.

Anónimo dijo...

Escribir... no solo eso, contar algo, imaginar. La escritura es una forma de hacerlo.
Leer... No solo eso, meterse en mundos imaginarios. Imaginar simplemente.

Pero decirlo (o escribirlo) es una cosa. Yo soy de esos que escriben con seudónimo, y no porque me crea que soy lo mas o lo menos (de zamora). Es el miedo a esa crítica inevitable.
King es parte de mi formación literara, de mi introducción a los mundos imaginarios e irreales. A veces alejarse de la realidad (como si fuera ua tecnica antropologica) sirve para mirarnos a nosotros mismos.
Ficción o no ficción, Stephen tiene razón, hay que contar historias y tambien vivirlas.

ajsoifer dijo...

Srta.Laura:

1. Dele una probadita a Perlongher.

2. No lo ande divulgando por ahí, pero si viene a capital le puedo indicar una librería a tres cuadras de mi laburo en el que venden la edición Archivos de El beso de la mujer araña que menciona (edición crítica de Amícola-Panesi) al módico precio de $25. Yo ya tengo mi ejemplar.

Respecto del público consumidor, lo único que demuestra es una nueva diferencia con La Plata. Acá podemos leer lo que querramos sin riesgo de ser mal mirados. Creo yo al menos. O será que soy demasiado liberal con mis gustos.

Camilo: Yo creo que los cánones tienen muchas explicaciones. Una de ellas es precisamente el hecho de que haya que hacer un recorte: nadie puede leer todo! Y no hay nada más doloroso que no poder hacerlo. Entonces uno siguiendo sus principios de placer estético, elige.
A mí se me complica porque todo lo que esté impreso en un libro, a priori, me interesa. Leo cualquier cosa y disfruto con placeres simples como Stephen King (que es absolutamente cierto lo que decís, pero ese es precisamente su encanto) y otros más sofisticados.
Creo que es como con la comida: me encanta comerme un Big Mac pero no quita que el lomo al champignon que hace mi abuela sea lo mejor que me haya pasado en mi vida gourmet.
Me interesa de King la conexión vital con la literatura y su forma simple, directa y sin complicaciones de asumir su literatura. No es ningún improvisado el tipo, es todo un profesional de la escritura y fue profesor de inglés. Digo, tiene sus herramientas, sólo que las dedica a un arte que actualmente, está por fuera del cánon. Andá a saber. Mirá si no a Chandler como ahora es respetado y considerado uno de los mayores escritores del Siglo XX.

Jay: Siempre va a haber alguien al que no le guste lo que escribís. Aprender a aceptarlo también es aprender a aceptar que en la vida no todos nos reciben con los brazos abiertos. Y como cuesta carajo!

Anónimo dijo...

Me llama la atención que todavia halla gente orgullosa de leer a Palahniuk o a Ellis, pero que después mira de reojo y con cierto desprecio a alguien que lee a King. La idea subyacente es que el lector de Palahniuk (y otros por el estilo) es un lector informado acerca del caracter pop y efectista de lo que lee (y eso le parece "divertido" o "interesante", porque se siente con el margen de capital cultural suficiente como para transgredir un poco sin que lo confundan), mientras que el lector de King es alguien culturalmente inepto que encontró el libro en las góndolas de Coto y lo compró porque la tapa tenía letras doradas.
Acá la diferencia se hace por el tipo de lector (su margen para transgredir, su grado de información, etc)o por cierto ritual y cierta pose que implican leer ciertas cosas, y no por una cuestión meramente literaria o de géneros.

Camilus dijo...

Parece que a Aladas palabras se le cayeron las alas. ¿Quedó solo en palabras?

Aladas Palabras dijo...

Camilo: No sabía que necesitabas imperiosamente que dejara mi huella por acá. Ya había leido tu respuesta, pero consideré que seguir respondiéndote a vos (y al Rufián, del cual me ocuparé en breve) era seguir dándole vueltas a una cuestión que, en este contexto, considero prácticamente agotada (porque la cuestión del canon parece inagotable).
Agradezco la crítica (en especial lo de "algunas", porque eso significa que muchas otras no te gustaron, lo cual me anima), tendré que poner en funcionamiento mis neuronas para actualizarlo regularmente. Por lo pronto, funciona como mi página personal para visitar blogs que me gustan, o que no me gustan tanto, pero que igual visito por cuestiones de filía. Y en cuanto al contenido, bueno... la cotidianeidad provee la mayor parte, el detenerse en alguna pavada. Pero me parece una estafa hablar de mi pseudo blog por acá. Te invito a que cualquier cosa que quieras decirme la mandes por mail a la dirección que aparece por algún lado...

Así que ya que me tienen nuevamente por acá (ey, creo que es la primera vez que me reclaman de tal forma, me hace sentir importante =P) y que me obligan prácticamente a decir algo (y casi que no importa qué, lo que importa es rellenar el espacio con palabras, aladas o no) aprovecho para comentarle, Sr. Rufián:
En cuanto vaya a capital tendrá noticias mías para recibir indicaciones del paradero del susodicho ejemplar. Aunque teniendo en cuenta que seguramente será para la Feria del Libro, resultaría un tanto paradójico que fuera a alguna librería a comprarlo.
Esa necesidad de remarcar que la edición también está a cargo de Panesi me hace recordarle que él también da clases por estos pagos. No nos es ajeno, después de todo. Y no podría decir si su apreciación es o no atinada, pero sí que en tal caso, las diferencias enriquecen. Creo que no es necesario que le diga que aunque ambos estudiamos letras nos separa un abismo.

Los ritmos de la vida postmoderna me impiden extender mi respuesta en este momento, pero volveré y seré palabras...
Saludos, y hasta luego.

Aladas Palabras dijo...

Volví, sin embargo creo no tener nada más para acotar. Me obligué a releer los comentarios y no confiar en mi memoria, que por cierto es bastante mala.
Sigo pensando que el tema está agotado... No sé qué esperabas que te respondira, Camilo. De hecho, yo fui la que preguntó, y obtuve una respuesta. No la que hubiese preferido (por ej. un género, con nombre y apellido), pero una respuesta al fin.

Escucho tus inquietudes,
Laura