18 de julio de 2008

Reseñas de revistas

El Rufián está de viaje, pero nunca podría defraudar a sus fans por lo que ¡¡¡¡dejó posts programados!!!


Reseña: Revista Esperando a Godot nro.17

En una de mis cinco incursiones a la Feria del Libro pasada, me topé con el editor de la revista Esperando a Godot quien me reconoció por este blog y me ofreció un ejemplar cortesía para que reseñara.
Lo que voy a hacer ahora:

El número 17 de Esperando a Godot toma un tema de tapa fuerte: Cultura. A partir de esta palabra clave desencadenante la revista se va nutriendo de una variada gama de textos críticos cuidadosamente seleccionados y editados, con una impronta quizás contraria a la tendencia que ellos deslizan como “populista” de encarar el problema de la Cultura.

El discurso políticamente correcto (…) nos interpela para que asumamos una posición tibia donde todo es relativo y nadie puede juzgar un producto de menor elaboración que otro, se nos está vedado en nombre de lo pacatamente bien visto criticarlo.
Afirma en el Editorial un etéreo Sr. Godot y vuelve una y otra vez a la carga de una
posición crítica descomprometida en fragmentos como este otro:

En lugar de intentar propagar aquellas formas más complejas de cultura, los especialistas festejan la mediocridad reinante porque es reconfortante dejarse llevar por la oleada que no encuentra oposición y no recibir crítica alguna.
(p.3)

Entonces el número se completa con notas temáticas que van y vuelven sobre el tema de la Cultura.
Las firmas van desde jóvenes críticos del staff de la revista hasta León Ferrari con un texto llamada Cultura de 1968 y uno de Susan Sontag (Una cultura y la nuvea sensibilidad, de su libro Contra la interpretación).
Una muy interesante entrevista a Martín Kohan vuelve a mostrar que siempre es un placer leer un pensamiento que con sus aristas, con sus perspectivas con las que uno puede acordar más o menos, siempre es consistente, claro, lúcido y provocador de ciertas estructuras fosilizadas en el sentido común.
En dicha entrevista entonces, Kohan se dedica a cerrar el lamentable affaire Martinez-Tabarovsky con una lapidaria interpretación que no deja márgen para seguirla: fue un problema de lenguajes encontrados. No había forma de discutir porque ambos hablaban de cosas distintas y también, obviamente, se refiere a las cuestiones de la Cultura Alta y la Cultura Baja para regalarnos un fragmento que introduce una pequeña incisión en el debate: “¿Cuáles son las condiciones sociales que hacen que hoy Tinelli sea lo más visto? Pero eso no es un gesto despreciativo, es un gesto de consternación. El gesto populista de reivindicar esas manifestaciones culturales, contiene, en el fondo bajo el gesto de aparente valorización de lo popular, un fuerte desprecio. Para esta gente esto.”
El resto de los artículos de la revista tienen un marcado tono erudito donde no faltan las citas a Adorno, Brecht, Lacan, Deleuze, Bataille y un sinnúmero de teóricos.
Quizás esta pretensión de seriedad bajo las limitaciones prácticas que impone una revista en cuanto a espacio para desarrollarse, juega en contra de algunos artículos que intentan condensar una serie de ideas que parecen interesantes pero que no logran una verdadera explosión ni exploración en el espacio que tienen. Tal es el caso por ejemplo de Pop! bajo la firma de Leonardo Sabatella: comienza muy explicativo, se pierde en una maraña de citas y se apresura a concluir cuando es evidente que deja planteadas una serie de cuestiones acerca de la apropiación de la Cultura Pop por parte de los productos culturales elevados o sofisticados que requeriría como mínimo un libro para desarrollarse.
El sumario se completa con diversos enlaces con la Cultura donde puede leerse desde problemáticas posmodernas como el de los sommeliers (La cultura del vino: de Baco al decanter firmado por Lorena Baqués), la televisión (Odiseo o el mito de la televisión firmado por Luis E. Wainer) y la política (Política gnoseológica de Ignacio Maciel). Además, mini reseñas de novedades editoriales, dibujos y caricaturas como arte de tapa, contratapa y retiraciones de tapa y contratapa, un poema de Ailin Kessel en contratapa y un diseño correcto aunque, en mi opinión y asumiéndome ignorante de todo tipo de noción de diseño gráfico, creo que la tipografía con el nombre de la revista no resulta en absoluto atractiva ni llamativa.
En conclusión, no me queda otra opción que suscribir la idea-slogan que lleva la publicación como subtítulo: La única revista que te trae problemas” No sé si será la única, pero no me caben dudas que no es para nada complaciente. Por el contrario, interpela al lector, lo invita a debatir, lo pincha y molesta en algunos de sus lugares del sentido común.

Reseña: Revista Mieses nro.1

También me hicieron llegar la Revista Mieses, cortesía de los que la hacen.
Esta publicación también intenta traer problemas o incomodar al lector. Partiendo de una tapa bastante sugerente con un Fernando Peña caracterizado como una especie de Adolf Hitler esperpéntico y con un diseñeo disparatado que obliga a la lectura de la revista al modelo japonés o hebreo: está diagramada de modo tal que se abra por la derecha y las págins sucesivas siguen ese orden. Es extraño y los mismos editores juegan con eso mostrando un instructivo de lectura en español y alemán (¡!) en la primera página.
A partir de estos puntos de partida, el resto es consecuente: notas traducidas del alemán, frases sueltas en alemán, estética del collage y algunos dibujos muy buenos, muy arty decoran sus páginas interiores.
Queda claro que la diagrmación trasgresora conjuntamente con el diseño también trasgresor y algunos chistes que presentan la incómoda posición de no saber si son chistes o críticas irónicas: muchas referencias a la desaparición de Julio López quedan en el medio entre una reactualización de un cinismo crítico ya explotado y con gran éxito en la Revista Barcelona y la soncera de la falta de respeto banal.
La revista entonces por contenidos y por estética se asemeja en muchos momentos a un fanzine tunneado. La forma dispersa, entrecortada, poco clara en la que se intercalan las notas (todas en torno a diversos aspectos de la cuestión fascista) confunde la lectura en su desrpolijidad que es evidente, representa la intención editorial.
Por el contrario sorprende la cantidad y la calidad de los patrocinios que consiguió una revista tan poco user-friendly, más teniendo en cuenta que este es recién su primer número.
Resulta por lo menos impactante ver en retiración de contratapa la publicidad de una marca fina de vinos y luego en contratapa la publicidad de una cerveza destinada a un público popular de clase media.
Las notas discernibles parten de un nivel retórico y teórico elevado, también con citas a Arendt, Adorno y Bataille entre otros. Lo que se completa con una entrevista a Tomás Abraham.
Y en todo eso se filtran algunos chistes muy internos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA destinados casi exclusivamente a puanners a falta de cualquier aclaración contextual .
Concluyo sorprendido por la propuesta que mezcla de modo tan radical tantas ideas, conceptos, ideologías, chistes nerds (que son los chistes cínicos) todo al ladito de las propagandas de cuadernos, casas de electrodomésticos, vinos finos y cervezas y una presencia impresionante en la difícil parada de los escaparates de los kioscos de revistas.
Un experimento raro que no me imagino cómo continuará.

5 comentarios:

charlotte dijo...

Hasta hace sólo unos meses ignoraba que decir Israel, así con ERRE, era tan errado como decir Jalemania. Me obsesioné en pronunciar la "ere" suave aún precedida por una "s" y cuando al fin lo logré alguien me mostró tu blog y una maldita "d" se interpuso en mi camino.

Y es más serio de lo que parece.

Anónimo dijo...

Vinito fino, Lacan, "Irreverencia", diseño cool, "alta cultura", Brecht zzzzzzzzzzz

Drodro dijo...

Si, la tipografía esa es una mierda terrible. He visto peores, pero solo en revistas de artes marciales.

Anónimo dijo...

Rufian, necesito que por favor me evacue una duda: ¿se estudian los cuentos de fontanarrosa en Puan?

Aladas Palabras dijo...

El blog del Rufián sin el Rufián no tiene gracia.
Ha perdido el aura (?!)